La selección española de kabaddi comenzó su andadura ayer lunes, 8 de diciembre, en el Campeonato del Mundo de 2014 de esta modalidad asiática y que cuenta en sus filas con el pachequero Jerónimo Cámara Bastida. España debutó con derrota 34-43 frente a Australia en el Mundial de kabaddi, el deporte asiático que organiza su quinto torneo internacional en India.
Los luchadores españoles son Juan Espino Dieppa, con los bregadores Samuel Rodríguez Gomerito, Yeray Mayor, David Pérez, Santiago González, Christian García, Simón Alemán, Miguel Campos, Oscar Fernández, Alexander García y el pachequero, Jerónimo Cámara Bastida.
El segundo rival de España en la competición es la vigente campeona del Mundo y anfitriona, India. El encuentro está previsto para el miércoles 10 de diciembre.
El evento se prolongará hasta el 15 de diciembre, con la celebración de una final donde todos los pronunciamientos se dirigen al duelo India-Pakistán. Son, en realidad, las principales potencias de una modalidad luchística que cautiva a millones de personas de distintos continentes.
Los países que intervienen en 2014 con India, Pakistán, Estados Unidos, Inglaterra, Canadá, Dinamarca, Irán, Argentina, Nueva Zelanda, Noruega, Escocia, Alemania, Turkmenistán, Bélgica y España, que repite.
Los encuentros se disputan en estadios acondicionados en cada sede, algunos de ellos con presencia de hasta 40.000 personas en sus graderíos. Jalalabad (apertura), Chola Sahib, Sangrur, Hoshiarpur, Gurdaspur, Ropar, Khanna y Mansa son las sedes previstas por la organización, con partido final en Bathinda.
El kabaddi es uno de los deportes más antiguos conocidos. La tradición sitúa sus orígenes hace 4.000 años en la India, y allí se sigue practicando, además de en Bangladés, Pakistán y otros lugares de Asia. Los emigrantes de esos países lo han exportado a todo el mundo, incluida España, y su federación internacional reúne a 31 países. El kabaddi enfrenta a dos equipos de siete jugadores en una cancha de 13 x 10 metros. Cada conjunto ocupa una mitad del campo. El juego comienza cuando uno de ellos envía a uno de sus miembros, el raider, al terreno contrario. Este debe tocar a un rival, que es eliminado; y volver a su campo sin ser capturado, lo que suma un punto. Si es atrapado, es para los contrarios. Por su parte, los defensores forman cadenas cogiéndose de las manos e intentan cercar al raider, que ha de entrar en el terreno enemigo cantando “kabaddi, kabaddi, kabaddi” sin cesar y, por tanto, sin respirar. Si inspira o se equivoca, queda eliminado. Gana quien suma más puntos o caza a todos los adversarios.